- 22 marzo, 2024
- Posted by: grupoalien02@
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Por Jorge Gómez Gallego*
El desafiante anuncio de convocar una Asamblea Nacional Constituyente por parte del Presidente Petro, ha copado el espacio noticioso y de opinión durante toda esta semana. O bien fue una ocurrencia desesperada para agitar las barras bravas de su cada vez más reducido círculo de incondicionales, o un acto premeditado de echar a volar globitos que distraigan la atención sobre sus crecientes problemas de gobernabilidad.
La notificación la hizo desde un sitio que no simboliza la unidad de la Nación. Puerto Resistencia bien pudo ser considerado un símbolo de la gran movilización ciudadana del año 2021 contra la reforma tributaria de Duque y el paquetazo del FMI y la OCDE, pero en las postrimerías de ese portentoso movimiento y por la orientación que le imprimieron los sectores del infantilismo de “izquierda”, especialmente después del gran triunfo que significó la renuncia de Carrasquilla y el hundimiento de la reforma tributaria, reivindicando bloqueos indefinidos y destrucción de infraestructura pública y privada, es un lugar que puede convocar más a la ruptura que a la unidad.
Como dicen los asesores de imagen, todo comunica. Y el lenguaje, desde luego mucho más. El inquilino de la Casa de Nariño, que según él mismo se siente allí muy incómodo, posa constantemente de defensor de los pobres contra los ricos, aunque de forma nebulosa y genérica. Esa pose hace que se sientan amenazados y objetos de la ira presidencial, los empresarios nacionales, los pequeños y medianos propietarios, al igual que sectores de las capas medias de la población. Es natural que en medio de la enorme y dolorosa pobreza que aqueja a la mayoría de los colombianos, ese segmento de la población figure como “privilegiado”.
Para completar la situación adversa para el gobierno del “cambio”, los desposeídos de toda fortuna tampoco identifican al Presidente Petro como su representante y vocero visible; con bolsillos vacíos, estómagos hambreados, sin perspectiva de empleos y ante un futuro plagado de incertidumbres, este segmento padece de manera exponencial, un desmedido incremento del precio de los alimentos, los combustibles y los servicios públicos.
Su lenguaje, sus poses histriónicas y los símbolos que utiliza, llaman más a la ruptura que a la unidad nacional. Con el agravante de no tener en la actualidad las mayorías simples con las que ganó las elecciones en la segunda vuelta del año 2022.
Y ojo a esto, el más grave problema del país, indudablemente la incapacidad de generar riqueza, ni siquiera ocupa un lugar secundario entre sus propuestas. Con toda certeza, si al país se le propusiera como menta resolver ese gran cuello de botella, tendríamos una causa para unificar el 90% de la población.
No resolverán los graves problemas estructurales del país distribuyendo milimétricamente toda escasa riqueza que genera; Colombia hoy se encuentra en el puesto 80 del ranking mundial de países ordenados por su PIB percápita y en el 91 por el Índice de Desarrollo Humano, posiciones que contrastan con la posición 27 que ostentamos en cuanto a población y territorio. Los desequilibrios son más que evidentes, sobre todo por la enorme riqueza que posee nuestro territorio y el reconocido talento de la población.
Y no generamos en Colombia la riqueza suficiente por causas múltiples, pero la principal, es que nuestro capitalismo nacional no despega, cada día se deprime más el ahorro interno, dependemos del crédito usurero y de la inversión exterior, de la importación de los bienes básicos y de los complejos y el crecimiento de la economía se concentra en sectores de especulación, más que en los de generación de riqueza y empleo.
Son importados el 40% de nuestro suministro de energía alimentaria, el 70% de la ropa y el calzado y qué decir de los bienes intermedios y de los que tienen alto valor agregado. Nuestras exportaciones se reducen a papeles de deuda, materias primas, cultivos tropicales y talento humano que huye de la pobreza para generar riqueza en otras latitudes.
Los anuncios oficiales de reindustrialización del país no pasan de ser saludos a la bandera; la fórmula de redistribuir la tierra antes de brindar garantías para que sea rentable su explotación de forma intensiva, tecnificada y moderna, agravará los problemas de desigualdad en lugar de resolverlos.
En medio de este panorama, reseñemos una ocurrencia del doctor Petro que se puede ubicar en la lista de los disparates mayores: intervenir de forma dañina a ECOPETROL, propender por eliminar la producción de combustibles fósiles en lugar de agregarles valor y aprovechar nuestro potencial en materia minero energética; anunciar que vamos a importar gas en vez de incrementar su búsqueda en el territorio nacional cuando los expertos calculan que hay potencial para abastecernos y exportar. Un cambio de la matriz energética solo es posible con enormes inversiones, y estas desde luego, deben provenir de lo que tenemos.
Si el anuncio de la irrealizable, al menos por los métodos constitucionales, Asamblea Nacional Constituyente fue un cañazo o globito para distraer la atención, o si lo hizo para cohesionar su guardia pretoriana y pretende imponerla con métodos non sanctos, no me cabe la menor duda, como dicen en ciclismo, que se le zafó la cadena.
Periscopio: Hablando de cadenas, el recién posesionado presidente de la Nueva EPS, Aldo Cadena, miembro destacado de la guardia pretoriana de Gustavo Petro, acaba de revelar que el año pasado esa EPS, de propiedad de las Cajas de Compensación Familiar y del Gobierno Nacional, tuvo pérdidas por $ 411.000 millones. Igualmente informó que el gasto médico llegó al 99% del valor de la UPC. Si la administración solo costara únicamente el 4% del gasto, suma bastante baja por cierto, tendríamos registrado un déficit anual que pondría en riesgo grave esta EPS, la de mayor cantidad de afiliados y que no es propiedad del sector financiero.
Esto reafirma una tesis que vengo sosteniendo desde que fui integrante de la Comisión Séptima de la Cámara: el problema de la salud en Colombia pasa hoy por la insuficiencia de los recursos. Ninguna reforma funcionará, si no se replantea seriamente, además de la definición de la responsabilidad del “riesgo financiero”, el monto de los recursos destinados para la salud. Pero “vuelve el palo y mata’l hombre”: ¿de dónde saldrían los recursos en esta economía de republiqueta bananera dependiente?
Medellín, marzo 20 de 2024
*Ex diputado y ex congresista de Dignidad & Compromiso.