¿Cómo le va a la educación en el Plan de Desarrollo de Daniel Quintero?

Bajo el eslogan de Medellín Futuro, el alcalde Daniel Quintero presentó un Plan de Desarrollo que promete llevar la educación de la ciudad a la Cuarta Revolución Industrial (4RI). Lo que no dice es que entrar en la “economía de la información” no significa salir del subdesarrollo. En materia educativa el Plan es todo menos revolucionario, como se verá a continuación.

La transformación curricular

La bandera de esta alcaldía es la “Transformación Curricular para la Cuarta revolución Industrial”: aspiran a revisar y ajustar los contenidos curriculares de los colegios y universidades públicas de la ciudad para ayudar a convertir a Medellín en el “Valle del Software”. Es una idea que parece fresca y atractiva para los jóvenes, como el Alcalde cuando era candidato. Pero cuando se revisa con cuidado resulta ser más de lo mismo, como el Alcalde una vez posesionado. Ya desde Medellín Cómo Vamos se ha señalado la sorprendente mediocridad del Plan en esta materia y la vaguedad con la que plantea la “Transformación curricular”: “no hay un hilo conductor que permita establecer claramente los problemas públicos de la línea y, por tanto, oriente los programas que se incluyen y los indicadores y metas asociados[1].

En el Plan no está claros cuáles serán los contenidos de esa transformación curricular, aparte de una breve referencial al bilingüismo y al desarrollo de software. Lo que sí está claro es que se pretende intervenir masivamente los planes de estudio de las instituciones educativas de la ciudad en todos los niveles. Tiene entre sus metas lograr que la totalidad de las instituciones educativas adecúen su modelo curricular a los criterios de “pertinencia” de la 4RI. Es una meta muy peligrosa si se tiene en cuenta que la Ley General de Educación tiene entre sus principios la autonomía escolar, un logro del magisterio colombiano que permite a las comunidades educativas definir su proyecto educativo sin que el Estado pueda establecer rígidamente los contenidos[2]. ¿Acaso planea esta alcaldía imponer sus criterios de pertinencia en los planes de estudio? ¿Tendrá menos importancia que los estudiantes aprendan de historia, química o filosofía a que aprendan a programar o a hablar inglés?

La razón por la que esta “transformación educativa” parece ser más de lo mismo es por la manera en que se medirán sus resultados: a través de las mismas pruebas estandarizadas basadas no en conocimientos sino en competencias. Los principales indicadores de logro en este componente del Plan son los resultados en las pruebas de Estado y los indicadores de calidad del Ministerio de Educación. Esas mediciones no consideran los contextos de aprendizaje de los estudiantes ni las condiciones materiales de la enseñanza: aulas, alimentación, docentes, etc. El Ministerio mide a los colegios pero no se mide a sí mismo en lo que incumple. Mediciones como el índice de calidad educativa no son un referente suficiente porque desconocen las falencias en recursos para la educación en los contextos de mayores carencias donde se ubican muchas de las instituciones educativas de Medellín. Además, promueve la idea de que “eficiencia” es que los estudiantes no pierdan materias ni repitan años y que “calidad” es sacar resultados en pruebas estandarizadas, pero entrenar para un examen no puede ser el foco de una educación de calidad. ¿Se habla de revolución curricular pero mide resultados con los mismos criterios de siempre?

La cobertura no es prioridad

La cobertura educativa debería estar entre las prioridades de la Alcaldía. Según datos de Medellín Cómo Vamos, la cobertura neta en primaria, secundaria y media en Medellín lleva 5 años consecutivos en caída libre[3]: cada vez hay más niños y jóvenes sin estudiar o en extra-edad. El objetivo declarado en el Plan es garantizar cobertura universal, pero las metas de cobertura y de deserción apuntan a incrementos marginales. La tasa de deserción aspira a reducirla apenas en un 0,4% en el cuatrienio: que cada año deserte un estudiante menos por cada mil. La tasa de cobertura en media se propone aumentarla sólo un 3%, cuando en los últimos 4 años se ha reducido en más de 4%. La cobertura en primaria y secundaria ni siquiera las menciona. Medellín es una ciudad que dispone de recursos suficientes para atender las necesidades educativas de su niñez y juventud. Es inaudito que un Plan de Desarrollo ni siquiera contemple seriamente recuperar la cobertura plena en primaria ¡que ya teníamos hace 5 años!

En educación superior se propone alcanzar una cobertura del 50% con una línea base del 2017 (45%). Si el dato sigue vigente, sería un avance del 5% en 4 años, pero sin claridad de cómo piensa lograrlo. Se propone crear 5 mil cupos en las 3 IES públicas del municipio, pero no compromete recursos nuevos para su funcionamiento. Se reduce significativamente la meta de aumento de cobertura en educación superior frente al anteproyecto del Plan, en el que prometía crear 20 mil cupos nuevos. Parece que el foco se desplaza hacia la media técnica y la virtualidad. Un aumento tan reducido es grave si se considera que casi una quinta parte de la juventud en Medellín son “Ninis”: 43.000 jóvenes mayores de 18 años que ni estudian ni trabajan ni se consideran en el Plan.

La columna vertebral de la política de educación superior seguirá siendo el crédito educativo, cuyos ‘usuarios’ son en un 96% estratos 1, 2 y 3[4]. Para colmo, proyecta una disminución en la cantidad de créditos otorgados: 1100 menos que en el cuatrienio anterior. Se mantiene así la tendencia en los últimos años de disminuir la inversión pública del municipio en educación superior, que entre 2016 y 2018 se redujo en proporción del presupuesto a menos de la mitad de lo invertido entre 2012 y 2015[5]. No hay una apuesta real por fortalecer la educación de alto nivel en áreas asociadas a la innovación y el desarrollo tecnológico: para eso habría que fortalecer la financiación a la educación superior y multiplicar la inversión en ciencia. El Plan parece apuntar más bien hacia generalización de media técnica asociada a la programación y la ampliación de oferta virtual en más de 10 mil cupos. Es decir, formar mano de obra barata con las mínimas calificaciones para la economía digital.

Financiación e infraestructura

El plan no incluye ni una palabra sobre la financiación municipal directa a las IES públicas ubicadas en su territorio, ni siquiera a las que son de carácter municipal. No menciona para nada a la Universidad de Antioquia ni a la Universidad Nacional, las dos más importantes del país y que tienen casi 50 mil estudiantes en sus sedes de Medellín. ¡Y eso que fueron las dos instituciones que asesoraron la formulación del Plan!  ¿Se le olvidó al Alcalde que se posesionó en la UdeA? Por ahora la única atención que han recibido estas universidades de la Alcaldía ha sido por cuenta del vergonzoso ingreso del ESMAD al campus.

Más preocupante es que no se considere la financiación de las tres IES municipales: el Pascual Bravo, el Colegio Mayor y el Instituto Tecnológico Metropolitano. A estas tres instituciones se les ponen muchas metas en el Plan: el aumento de grupos de investigación, semilleros, patentes y de publicaciones indexadas, así como la adecuación o construcción de 12 mil metros cuadrados de infraestructura, pero no se comprometen con claridad recursos adicionales. Entre las tres agrupan más de 35 mil estudiantes, tienen gastos anuales que en conjunto superan los 600 mil millones de pesos, pero lo que reciben del municipio cada año alcanza para poco más de la sexta parte de esa cifra ¡Casi el 80% de sus presupuestos son recursos propios, entre ellos 170 mil millones anuales en matrículas[6]! ¿Es creíble que el Plan proponga “crear las condiciones necesarias para hacer de Medellín un destino universitario de calidad” cuando ni siquiera se compromete con financiar sus propias instituciones educativas?

Lo que sí se propone es lograr 8 mil estudiantes en la recién construida Ciudadela Universitaria de Occidente, y dejar completamente construida una nueva “Ciudadela Universitaria Norte”. Si sólo se crearán 5 mil cupos en las IES municipales, ¿de dónde saldrán los otros 3 mil estudiantes? Ya se ha expresado la preocupación de que esas instalaciones se terminen entregando a privados. Y es una preocupación legítima si se considera que el Plan tiene el objetivo de “implementar los proyectos de Alianzas público-privadas en el sector educativo, para fortalecer y ampliar la infraestructura educativa”.

No deja claro si esas APP se aplicarán para las ciudadelas universitarias existentes y proyectadas, pero sí las vincula a la infraestructura para colegios.  Entre las metas está realizar mejoras físicas a 21 colegios y realizar mantenimiento a 50 más. La privatización de bienes públicos está presente en los mecanismos de financiación del Plan en varias formas: además del anuncio de que venderán la participación del municipio en la empresa de telecomunicaciones UNE, también se proponen privatizar la infraestructura educativa. En la pág. 483 afirma que se buscará la intervención del sector privado “para el diseño, construcción, reconstrucción (parcial o total), mejoramiento, ampliación, financiación, operación y mantenimiento de la infraestructura educativa y la prestación de los servicios no pedagógicos de 13 Instituciones Educativas de la ciudad de Medellín, para la implementación de la jornada única”.

Precisamente en sobre jornada única se pone el objetivo de que se implemente en el 87% de las instituciones educativas al final del cuatrienio. No hay metas sobre el número de instituciones nuevas a construir, el incremento en los programas de alimentación o la cantidad de docentes a vincular para poder implementar esa jornada sin aumentar el hacinamiento, el hambre o la sobrecarga laboral de los docentes. Además, las expectativas de financiación y ejecución de nuevos colegios están atadas al Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa manejado por el Ministerio de Educación y famoso por sus descalabros en municipios todo el país, algunos del Área Metropolitano como Bello, Itagüí y Envigado: obras sin terminar durante años, líos de corrupción y estudiantes viendo clase en campamentos improvisados.

El Valle del Software, ¿otra vez bienvenidos al futuro?

En 1990 el presidente César Gaviria metió de lleno al país en la globalización neoliberal bajo la consigna de “bienvenidos al futuro”. Con la promesa de modernización nos vendieron un modelo que ha llevado a la destrucción de gran parte de la producción industrial y agrícola por cuenta de las importaciones y a la privatización de derechos como la salud y la educación.

Hoy Daniel Quintero nos ofrece a los medellinenses la promesa de un Medellín Futuro que será el “Valle del Software”. Lo que no nos dice es que en la cuarta revolución industrial también hay países perdedores y que se puede entrar en ella sin salir del subdesarrollo[7]. Mientras las grandes potencias continúan desarrollando las actividades complejas de alto valor agregado, delegan los componentes más elementales de la “economía del conocimiento” a los países pobres con mano de obra más barata. Por eso existen “maquilas de software” en países como Honduras[8], un nombre menos rimbombante pero en esencia idéntico a la propuesta de Quintero.

Las regiones que más han avanzado en desarrollo económico en la 4RI lo han hecho porque cuentan con una industria fuerte que incorpora y dinamiza el desarrollo tecnológico, un sistema educativo y de ciencia y tecnología de primer nivel, autónomo, con financiación generosa y gran apoyo estatal. El Plan de Desarrollo de Quintero desprecia la industria, descuida la cobertura y calidad educativas en todos los niveles y le apuesta a las mismas fórmulas fallidas: crédito educativo, virtualización, privatización y reducción de contenidos a lo “pertinente”. Ese es el camino para mantenernos en la dependencia y el subdesarrollo. En cambio, el camino que conduce a una Medellín y una Colombia prósperas y soberanas exige insistir en la lucha por una educación pública, científica y al servicio del desarrollo nacional.

[1] https://www.medellincomovamos.org/node/25862

[2] http://tribunamagisterial.co/poner-en-practica-la-autonomia-escolar-un-proposito-del-magisterio-colombiano/

[3] https://www.medellincomovamos.org/sectores/educacion

[4] Caracterización de los usuarios el Fondo Sapiencia para la Educación Superior, 2019. Disponible en www.sapiencia.gov.co

[5] Informe de Calidad de Vida de Medellín Cómo Vamos, 2018.

[6] Cálculos propios basados en los informes de ejecución presupuestal de las 3 instituciones para la vigencia 2019.

[7] http://elvasomediovacio2013.blogspot.com/

[8] https://revistaitnow.com/honduras-echara-a-andar-una-maquila-de-software/



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